María Reiche Neumann

Maria Reiche Neumann nació el 15 de mayo de 1903 en la ciudad de Dresden, Alemania. Sus padres fueron Max Félix Reiche Grosse y Ana Elizabeth Newman Voigt. Durante su infancia vivió junto con sus hermanos menores, Renate y Franz, en la calle Zittauer Strabe.

Llegó al Perú en 1932 para educar a los hijos del cónsul alemán en la ciudad del Cuzco, y lo primero que la impresionó fue el esplendor y la belleza de los paisajes andinos. En su tiempo libre visitó diferentes pueblos del Cuzco y grabó en su memoria todas las impresiones que le produjeron esos parajes llenos de historia.

En 1936 retornó a su país y un año después, a fines de 1937, volvió al Perú. Decidió establecerse en Lima, donde ofreció sus servicios como profesora de alemán. Fue contratada por la dama inglesa Amy Meredith, quien por ese entonces era dueña de un salón de té muy concurrido por intelectuales y personalidades de la sociedad limeña. Fue precisamente en este lugar donde conoció al científico norteamericano Paul Kosok.

María Reiche inició una vida dedicada al estudio e investigación de las líneas de Nazca a partir de 1946, estimulada por los estudios del arqueólogo americano Paul Kosok. La matemática, geografía y física fueron mucho de su interés, fue graduada en la Universidad de Dresden, descubrió una vocación en la que concentraría todas sus energías. (Wikipedia)

María Reiche, lamentablemente dejó de existir el 8 de junio de 1998, en la ciudad de Lima, con la eterna gratitud del pueblo del Perú.

María fue sepultada en Nazca, con Honores de Ministro de Estado, previamente fue condecorada por el Primer Ministro con la Medalla al Mérito en el Grado de Gran Cruz.

Escribió y publicó sobre sus estudios científicos, siendo en la actualidad una de las mayores autoridades en la materia.

Su inapreciable trabajo, hecho con amor, permitió que las líneas de Nazca fueran declaradas "Patrimonio Cultural de la Humanidad" por UNESCO.

Promotora de la cultura preincaica Nazca, en el ámbito nacional e internacional; su trabajo de investigación se hizo con gran tesón y escaso apoyo gubernamental, sacrificando sus propios medios.

Recibió en vida numerosos homenajes y reconocimientos, especialmente del pueblo de Nazca quienes la hicieron "Hija Predilecta". En 1992, el Gobierno del Perú le otorgó la nacionalidad peruana en reconocimiento a su labor desempeñada a través de 50 años. En 1993 fue condecorada por el Perú con la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz.

El lugar en el que vivió ha sido instaurado como un museo de sitio, en el que muestran sus instrumentos de trabajo, cuadernos de apuntes de investigación, y la humilde forma en que vivió, y en donde hoy descansan sus restos.

Febrero 2000

En una carta dirigida a su madre, una joven María Reiche trataba de tranquilizarla respecto a su futuro:

"Querida madre, tú me escribes acerca de las grandes expectativas que has cifrado en mí. Comparada con dichas expectativas soy un fracaso, y el mundo tiene el derecho de esperar de mí más de lo que efectivamente rindo. Pero tienes razón, uno debe primero encontrarse a sí mismo de pretender ser algo para el mundo(?). Recién empiezo a conocer lo que realmente quiero. Desconozco la manera en que aquello que se cristaliza interiormente haya de adquirir una forma exterior. Es posible que viva algunos años más en el completo anonimato, hasta que el destino me considere digna de asignarme la tarea que ha determinado para mí, aquella tarea para la cual he nacido (...) yo creo que se trata de un trabajo específico para el cual me estoy preparando inconscientemente, formándome y aprendiendo".

María no se equivocó. El destino le había deparado una tarea imposible que sólo su tenacidad de acero podía conseguir. Dar a conocer al mundo y proteger las enigmáticas líneas que los Nazca dibujaron en el desierto. María dejó Dresden, su ciudad natal, para venir al Perú como institutriz de una familia germano-peruana en 1934, cuando tenía 31 años.

Se alejó así de la tranquila belleza de Dresden, hermosa ciudad alemana bañada por el Elba, para junto a Paul Kosok, un arqueólogo ruso - estadounidense, descubrir en las áridas y calcinantes arenas de Nazca uno de los mayores misterios de la humanidad.

Desde aquel entonces, María comprendió que ésa era su tarea y no se alejó más de aquellas inhóspitas soledades. Paciente, ordenada y meticulosa fue barriendo el desierto hasta dejar al descubierto 10 mil líneas, 70 figuras humanas y de animales, y 40 plazoletas en forma de triángulo y trapecio.

En junio de 1998, María Reiche había cumplido los 95 años, y luego de vivir para estudiar y cuidar las líneas dejó de existir. Sin duda, la promesa que le hizo a su madre y a sí misma la cumplió.

En el Perú, y especialmente en Nazca, nadie la olvidará jamás.
Promperú.